Quantcast
Channel: Ana Veiga en Gonzoo
Viewing all articles
Browse latest Browse all 40

Las doulas de la muerte nos ayudan a decir adiós

$
0
0
Doulas: Las confidentes de las madres

Decía Camilo José Cela que "la muerte es dulce; pero su antesala, cruel". Y es que morir nunca es fácil, aunque la dureza se cebe más con aquellos que nos rodean y que deben afrontar la pérdida. Por eso, en algunos países ya ha nacido un nuevo oficio: las doulas de la muerte.

Qué son las doulas de la muerte

No hace mucho hablábamos del papel de las doulas como acompañantes en el embarazo, parto y crianza. Pero hay quien prefiere dejar el acompañamiento en esa llegada a la vida y ofrecer especializar sus servicios hacia el momento en que nos despedimos de ella.

Hermione Elliot, directora de la inglesa Living Well Dying Well (LWDW) sabe que a veces su profesión se mira con recelo, como se hace con todo lo relativo a ese momento trágico y determinante de nuestras vidas. "Cuando le cuento a la gente lo que hago, noto en muchos una pequeña chispa y son esos los que admiten que les hubiera gustado tener una doula cuando murió uno de sus familiares", comenta.

Hermione tiene experiencia en enfermería, obstetricia, terapia y cuidados paliativos; además, residió cuatros años en Japón, donde se convirtió en la autora de 'Gan No Serufu Hiringu', una guía de autoayuda para personas con cáncer. Y es también una apasionada y firme defensora de la dignidad y autodeterminación en todas las etapas de la vida. Debido a esa experiencia previa en cuidados paliativos, percibió "una enorme carencia en el cuidado de los enfermos ya moribundos, que para mi demostraba la necesidad del papel de la doula".

Se interesó por este trabajo cuando oyó el término amicus mortis -amigo de la muerte-. "Tocó algo profundo dentro de mí y en 2005, tras tres muertes cercanas, empecé a cambiar mi forma de trabajar y a desarrollar formación para personas que también querían convertirse en doulas de la muerte".

Desde entonces, define su trabajo como "caminar al lado" y matiza: "Estamos con toda la familia ofreciéndoles continuidad, apoyo y confianza e incluso a facilitamos las conversaciones más difíciles. Les ayudamos a entender el profundo y misterioso viaje que es la muerte". Su objetivo es claro: ofrecer un acercamiento más humano, respetuoso y empoderador al fin de la vida.

En Estados Unidos: el proceso del adiós

Hay distintas asociaciones que agrupan a este gremio, como es el caso de la norteamericana INELDA (International End of Life Doula Association), una organización internacional sin ánimo de lucro que se dedica a ayudar a construir centros de cuidados paliativos con doulas.

En 2003, Henry Fersko-Weiss, hoy co-fundador de Inelda, era trabajador social de cuidados paliativos. "Vi morir muchas personas de formas que no creo que los honrasen a ellos ni ayudasen a sus familias y sentí que encargarme de esa labor era la vocación de mi vida".

Así, en 2015 creó INELDA y adaptar la filosofía y herramientas de las doulas de maternidad para crear un programa con un nuevo tipo de doula: una acompañante para el final de la vida, para apoyar y guiar a las personas a través del proceso de la muerte.

Su objetivo principal es continuar con la investigación en Estados Unidos de nuevas técnicas para seguir avanzando en las mejores prácticas en la atención en el proceso de fallecimiento. "La doula ayuda a los pacientes a explorar el significado de su vida y a crear un proyecto de legado que se convierta en expresión de lo que ha sido importante para ellos o de lo que han aprendido, para que su familia tenga algo para recordarlos", explica Henry.

No ayudan solo a quien se acerca a la etapa final ni únicamente a su familia; se trata de un proceso conjunto en el que la doula les ayuda a planear cómo quieren pasar esos últimos días, lo que incluye música que quieren oír, objetos que añoran alrededor o lecturas que les apetezcan.

Como explica Henry, el procedimiento se adapta a casa caso. "Las doulas diseñan rituales guiados para mejorar la experiencia o aliviar los síntomas" e incluso se ofrecen para quedarse "junto al cuerpo de la persona tras su muerte hasta que su familia se sienta cómoda para estar sola con su ser querido". Semanas más tarde, las doulas vuelven a acompañar a la familia y les ayudan "a iniciar su viaje a través del dolor".

Medicina Vs acompañamiento

El duelo no es siempre igual; cada uno vive el fallecimiento de un ser querido de formas diferentes. Aunque sí hay unas pautas que suelen repetirse, muchas de ellas derivadas de la práctica de los profesionales sanitarios.

Desde LWDW, Hermione afirma que "la medicina se ha convertido en una víctima de su propio éxito como salvavidas y, como consecuencia, presenta dilemas morales y éticos incómodos". Por ejemplo, médicos criticados por mantener a pacientes terminales con vida pero también en ocasiones en que deciden interrumpir un tratamiento ineficaz. "Ojalá volvieran los días en que la muerte era aceptada como una progresión natural y no un fracaso", suspira.

Sin embargo, los médicos/as y enfermeros/as son el reflejo de una tendencia social que nos lleva, cada vez más, a aislar el momento que más tememos de nuestra realidad. "Muy pocos profesionales sanitarios se sienten lo suficientemente cómodos para entrar en el terreno emocional o espiritual, necesario para involucrar a la gente en la preparación para la muerte", explica Hermione, ex-enfermera.


La esterilización de la muerte

"La sociedad occidental ha perdido su tradición de acompañar en el fallecimiento. Las sociedades pre-industriales y tribales experimentaron la muerte y morir en hogares multigeneracionales dentro de comunidades cerradas, guiados por un anciano o un líder espiritual. Rituales y creencias en torno a la muerte fueron transmitidos a través de las generaciones y le otorgaron un matiz sagrado", dicen desde Inelda.

A principios del siglo XX, los hospitales empezaron a alejar a las familias de la muerte de sus familiares. "La muerte se convirtió entonces en un proceso supervisado por máquinas de pitido constante y los familiares empezaron a estar 'fuera de lugar' en este nuevo entorno esterilizado", afirma Henry.

En 2009, una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ya ponía de manifiesto que el 45,4% de los españoles preferiría morir en casa si le fuese comunicada una enfermedad en estado terminal. Aunque en la práctica, las familias no suelen contar con profesionales que les enseñen técnicas de cuidados o que les apoyen en el proceso psicológico de asumir la pérdida. Tampoco se le da voz a los protagonistas del momento, que tienen derecho a decidir dónde y cómo quieren pasar sus últimos días.

Quizá por eso, la Fundación Lien sitúa a España en el puesto 23 de los peores países para morir entre los 80 analizados en su Índice de Calidad de Muerte (2015).


Madres sin hijos

"En España no existe como tal la figura de las doulas de la muerte. Yo sí he acompañado en casos de duelo por bebés pero después me centré en maternidad”, comenta Beatriz Fernádez, presidenta de la Asociación Española de Doulas (AED).

Y aunque sí ha percibido que "a mis compañeras (doulas) les ha llamado la atención pero ninguna ha decidido emprender ese camino". De hecho, reconoce que son muy pocas las que acompañan duelos pre y neonatales. En parte, cree que se debe a que "cobrar por ello no acaba de estar bien visto en nuestra sociedad".

A pesar de eso, Beatriz sigue ofreciendo sus servicios a estas mujeres porque comprende la dificultad del proceso emocional y la necesidad de apoyo. "Una vez que se ha despedido de su bebé, la mujer queda en tierra de nadie. Hay pocos profesionales que te atiendan. Cuando las tengo que derivar a expertos, me cuesta muchísimo encontrar psicólogos especializados y titulados… Es un tema muy desatendido", explica.

En duelo, Beatriz suele encontrarse con mujeres que "solo dicen que le parece una injusticia y que no hay derecho a que su bebé se haya ido". Estas mujeres "están enfadadas con el mundo pero no encuentran el derecho a expresarlo".

Insiste en que la doula no tiene una "función de psicólogo" sino que son "la persona con la que sentirse a gusto". Reflexiona un segundo y prosigue: "Todo el mundo les dice que tienen que ser menos agresivas, más tranquilas, que pasen página… Tratan de consolarlas y de que se sientan mejor. Pero quizá simplemente necesita espacio para expresarse. Saber que tenemos el derecho al pataleo, nos permite sentir que ya hemos tenido ese desahogo y seguir adelante".


Viewing all articles
Browse latest Browse all 40

Trending Articles