
Cumplir años siempre da qué pensar. En el caso de Marc Serena, la cifra clave fue los 25. Con esa edad decidió dejarlo todo y dar la vuelta al mundo. «Era un motivo un poco egoísta porque la idea era viajar, conocer gente y escribir un libro». Al final, no escribió uno, sino dos.
'La vuelta a los 25' fue el primero, describiendo la ruta que había hecho alrededor del globo. Para el segundo se hizo una pregunta: ¿cuál es la injusticia más repetida y a la vez más desconocida que has visto en el viaje? Y eligió África como destino y la homosexualidad como tema.
«De África siempre se elogia la diversidad de sus culturas, de sus lenguas, de su vegetación… Este libro es un elogio a su diversidad sexual», afirma el escritor. De los 200 países del mundo, en el 40% hay leyes que «persiguen a las personas por su forma de amar y la mayoría de esos países están en África».
Bodas clandestinas
Marc se puso en contacto con la Universidad de Gambia, donde se desarrollaba un estudio sobre la mutilación sexual femenina. «Las investigadoras llevaban tiempo hablando con mujeres sobre sexo, así que les pregunté si habían conocido a alguna chica lesbiana. Me dijeron que ni siquiera habían pensado en esa opción porque no les parecía viable. Y pensé que si ellas no conocían ninguna historia, quizá me estaba imaginando un tema que no existía». Pero no. Su viaje por el continente africano le llevó a escenarios e historias increíbles, como la vida de un albino homosexual en Kenia o las bodas clandestinas en la comunidad gay de Abiyán en Costa de Marfil.
«Estas comunidades gais tienen una lengua propia o dialecto que llaman woubikan. Imagina lo cerrados que están en su grupo, creando un idioma propio para poder hablar libremente». Cuando celebran una boda, los amigos de los novios representan los roles típicos: el maestro de ceremonias, los padres, los padrinos… Y como si fuera una especie de registro civil, la comunidad lleva un registro de las parejas que se van casando y separando. «En Costa de Marfil no hay una persecución clara de la homosexualidad. Hay una homofobia social que no está respaldada por ninguna ley pero tampoco está condenada; no se habla y no existe legalmente».
Cuadro 'El primer beso', hallado en una tumba egipcia del año 4.000 a.C.
En África solo hay un país donde existe el matrimonio igualitario y es en Sudáfrica (desde el 2006). «La gente fue perseguida por el color de su piel, algo que no pueden cambiar… así que Nelson Mandela y Desmond Tutu impulsaron una constitución donde tampoco quisieron hacer lo mismo con otras personas por cosas que tampoco pueden cambiar».
De hecho, Sudáfrica fue uno de los primeros países del mundo donde hubo matrimonio igualitario pero «a pesar de ello, existe una homofobia muy grande». La ONG Action Aid calcula que 500.000 mujeres al año son víctimas de violaciones correctivas en el país: más de 10 mujeres cada semana. «Son violaciones a mujeres pobres y negras porque piensan que son lesbianas o poco femeninas. Se persigue muy pocas veces a los violadores porque la gente no quiere testificar y hay muchos casos de chicas contagiadas de VIH», afirma Marc.
La represión que no cesa
Uganda es otro de los países que le vienen a este joven escritor a la mente, donde los periódicos publican listas con los nombres de los homosexuales del país. En 2011, uno de los citados fue David Kato. Su nombre y foto aparecieron bajo el titular "Hay que colgarlos". «Y efectivamente, tres meses después apareció en su casa muerto a martillazos», dice Marc, quien reconoce que esta persecución hizo difícil conseguir la confianza de los entrevistados. «Los medios de comunicación y los periodistas se han convertido en enemigos. En Marruecos, por ejemplo, el chico tenía miedo de que grabara su voz por si lo llevaba como prueba para delatarle a la policía». Sin embargo, añade: «Hay mucho miedo pero también mucho valor. En Camerún, hay una abogada –Alice Nkom— amenazada de muerte porque, aún siendo heterosexual, está defendiendo legalmente a chicos acusados de ser homosexuales».
Alice Nkom, abogada camerunesa conocida por su defensa de la legalización de la homosexualidad.
Marc insiste en que «existe una represión muy dura que ahora mismo está en su momento álgido; hay gente que incluso habla de apartheid porque es una represión sistemática en muchos países». Pero también reconoce que, gracias a ese valor, este libro no es un drama porque hay lugares donde las personas LGBT han conseguido vivir en paz. «Hay una isla en Cabo Verde donde las chicas trans son más respetadas de lo que serían en Barcelona».
Respecto a esto, tiene una contundente opinión sobre la aceptación de la libertad sexual en España. «Hace poco se hizo una encuesta donde se decía que el 80% de la población española aceptaba la homosexualidad pero basta echar un ojo a las escuelas, donde se oye 30 veces la palabra maricón como un insulto. Creo que falta mucho por superar y conocer una realidad lejana como es África nos sirve para situarnos y ver con perspectiva cómo vivimos nosotros».
Comenta que son muchos los africanos que usan el argumento «totalmente 'ahistórico' y sin fundamento de que la homosexualidad es una perversión occidental. Pero por supuesto que en África, como en todas partes, hay muchas formas de amar. Lo que no es africano es la homofobia, que viene legitimada o impulsada desde Occidente».
Derechos de libertad sexual
'Esto no es africano' es un retrato actual del continente sobre cómo la religión, la familia y el trabajo se relacionan con la sexualidad de sus habitantes. Se cuenta, además, «cómo por amar o por ser quien eres, puedes morir». Pero Marc insiste fundamentalmente en una cosa: «No es un libro solo para gais, lesbianas, bisexuales o transexuales. No hace falta ser negro para comprender que el apartheid fue terrible y compartir su sufrimiento. Desmond Tutu decía, "una ofensa a una persona, una ofensa al mundo"».
Actualmente, Marc sigue luchando para promocionar este libro porque, dice, «aquí África no interesa y a la comunidad africana en nuestro país parece no importarle la situación de la comunidad LGBT». Pero él sigue con su lucha por la concienciación sobre los derechos de libertad sexual y planea incluso un documental, mientras repite: «Lo peor que nos puede pasar es que todo este dolor nos parezca ajeno y es lo que siento que está pasando».
Imagen de la portada del libro 'Esto no es africano'.